¿Qué es la identidad personal?
La identidad es una construcción mental que nos permite darnos cuenta de nosotros mismos, es como si fuésemos seleccionando e integrando de nuestra experiencia a lo largo de la vida en relación con los demás y en relación con lo que nos ocurre, todos aquellos sesgos y matices que hemos reconocido y aceptado como propios, asumiendo que nos definen como individuos diferenciándonos de los demás.
Tenemos conciencia de la identidad porque tenemos memoria, sin ella sería imposible nuestro propio reconocimiento. De hecho, cuando alguien pierde la memoria pierde el elemento esencial de sí mismo, viéndose privado de la certidumbre esencial sobre la que los seres humanos construimos nuestra propia idea de realidad.
¿Puedes imaginarte como te sentirías si al haberte despertado esta mañana no recordaras absolutamente nada sobre ti?
En definitiva, nuestro cerebro necesita construir certezas para poder razonar, decidir, evaluar, etc. Y la identidad individual, pudiera ser la certeza elemental que nuestro órgano más complejo requiera para poder cumplir su función.
Por otro lado se produce un hecho relevante, y es que estemos permanentemente cambiando desde un punto de vista físico y mental, pero necesitamos sentir que somos la misma persona en todo momento, o dicho de otro modo, para seguir evolucionando necesitamos aferrarnos a nuestra identidad.
Comenzamos a construir nuestro concepto de identidad desde nuestros primeros meses de vida, cuando poco a poco empezamos a conformar la idea de nuestro yo y que somos una realidad diferente a nuestra madre, haciendo extensible este descubrimiento hacia los demás y hacia lo que nos rodea, reconocemos sentimientos e ideas interiores y desde ahí, comenzamos a interrelacionarnos con el entorno y con los otros.
Más tarde reforzamos la identidad por nuestra pertenencia a una familia y a un grupo social. Nuestra individualidad se comparte con los demás y los factores externos acaban determinando la percepción individual sobre quiénes somos. La nacionalidad, la lengua y las tradiciones son rasgos culturales que son interiorizados por cada uno de nosotros.
A demás está nuestra genética que a nivel biológico también influye en generar nuestra identidad, sexo, raza, complexión, color del pelo, etc.
Por otro lado, desde un punto de vista externo, hay datos personales que intervienen en la descripción de la propia identidad. El conjunto de información relacionada con nosotros mismos influye notablemente en nuestra autoconciencia. Tenemos un nombre, una fecha de nacimiento y toda una serie de datos que comunican información sobre la propia individualidad.
Gracias a nuestra identidad, tenemos consciencia de nosotros mismos, podemos construir relaciones con otros individuos e interactuar con el ambiente, establecer posicionamientos críticos frente a los demás, pensar y reflexionar sobre lo que ocurre a nuestro alrededor, reconocer y respetar lo que es diferente, evaluar, decidir y en definitiva sobrevivir.